Uno de los tapices de la "Dama del Unicornio" en el Museo de Cluny, de Paris. |
Antonio Herrera Casado / 5 Diciembre 2014
Unos días en París, bien preparados previamente, dan para mucho: para andar sus calles, que siempre son el mejor espectáculo de la capital francesa, y para visitar edificios, museos y atracciones, desde la torre Eiffel en su altura férrea al crucero en bateau mouche sobre las aguas del Sena.
Esta mañana hemos decidido visitar un lugar poco frecuentado por los turistas españoles, pero que sin duda merece la pena. Se trata del Museo Nacional de Arte Medieval de Francia, al que se accede sin tantas colas como les ocurre a los clásicos museos parisinos (El Louvre, el Quai d’Orsay, el nuevo Picasso…) Además lo tenemos frente al hotel, en Saint Germain des Prés, y merece la pena. El edificio tiene cientos de años de historia, porque en su origen fueron las termas galo-romanas del siglo I, y mucho después sirvió de hospicio y residencia para los abades de Cluny, de donde le viene el nombre. En los inicios del Renacimiento fue reformado por Jacques d’Amboise y hasta sirvió en ocasiones de palacio real, pues la reina viuda María Estuardo lo utilizó de residencia. Durante la Revolución Francesa fue confiscado, srivió de cárcel, de hospital, etc. Al final, en 1833 Alexandre du Sommerard lo adquirió para guardar su colección de obras de arte, y en 1842 el edificio y el conjunto de obras fue adquirido por el Estado, destinándolo ya desde entonces a Museo del Arete Medieval francés, continuamente mejorado y ampliado. Hoy es una verdadera gozada visitarlo y pasear sus salas en las que lucen espléndidas muestras del arte de la Edad Media de Francia. De entre ellos destacan esculturas maravillosas, marfiles, orfebrería, telas y elementos arqueológicos, que se extienden por un área de 3.500 metros cuadrado, entre salas, vestíbulos y jardines.
Un aspecto del Museo Nacional de Arte Medieval en Paris. |
Sin duda lo mejor de este museo son los paños flamencos. Los tapices de la Dama del Unicornio son la estrella del Museo Nacional de Arte Medieval de París. A eso, realmente, hemos venido, a verlos. Ha sido difícil conseguirlo, porque siempre hay cola formada para entrar a la sala en que se albergan, y solo permiten cinco minutos por grupo, para dejar que pase el siguiente.
En francés lo titulan “La Dame à la licorne” como título moderno identificativo del conjunto, y son una serie de seis paños tejidos en Flandes a finales del siglo XV sobre cartones dibujados previamente en Paris. Aunque no todos los especialistas se han puesto de acuerdo, parece que representan los cinco sentidos del ser humano (vista, gusto, oído, olfato y tacto) más un sexto en el que aparece la frase “mon seul désir” (a mi sólo deseo) y que podría identificarse con el amor o la comprensión.
Cada uno de los seis tapices muestra a una dama noble y a un unicornio a su izquierda y un león a su derecha; algunos incluyen en la escena a un macaco. Los banderines, así como la armadura del unicornio y el león en el tapiz muestran las armas del comitente, el señor Jean Le Viste, un cortesano del rey galo Carlos VII.
Fue el escritor Próspero Merimée quien descubrió esta serie de tapices mal almacenados en el castillo de Boussac, y fue la novelista George Sand quien los divulgó en sus obras. Desde 1882 se guardan y admiran en el “Museo de Cluny” que es como también se denomina popularmente al oficial Museo del Arte Medieval de Francia.
Tienen un gran parecido, en los detalles ornamentales, con los tapices de Pastrana, ofreciendo un asombroso pavimento de “mil flores” que nos hace pensar en que podrían haber sido tejidos en el mismo taller del reino borgoñón (Arras, Tournai) que los tapices de la serie de las conquistas de Alfonso V de Portugal.
Esta serie –maravillosa- de tapices flamencos hoy expuesto en Paris, viene a representar el conjunto de los sentidos humanos, y más o menos podrían identificarse de esta manera:
1. Gusto
La dama coge dulces de una bandeja que delante de ella sostiene una doncella. Sus ojos están en un periquito que lleva en su mano izquierda. El león y el unicornio se alzan sobre sus patas traseras llegando a los banderines que enmarcan a la dama a ambos lados. El mono está a sus pies, comiendo uno de los confites.
2. Oído
La dama toca un órgano portátil sobre lo alto de una mesa cubierta con una alfombra turca. Su doncella está en pie, al otro lado, y opera el fuelle. El león y el unicornio de nuevo están enmarcando la escena sosteniendo los banderines. Lo mismo que en los demás tapices, el unicornio está a la izquierda de la dama y el león a la derecha - un común denominador de todos los tapices.
3. Vista
La dama está sentada, sosteniendo un espejo en su mano derecha. El unicornio se arrodilla en el suelo, con las patas delanteras apoyadas en el regazo de la dama, desde donde mira su reflejo en el espejo. El león a la izquierda sostiene un banderín.
4. Olfato
La dama está de pie, haciendo una corona de flores. Su doncella sostiene un cesto con flores para que ella las coja fácilmente. De nuevo, el león y el unicornio enmarcan a la dama mientras sostienen los banderines. El mono ha robado una flor que está oliendo, lo que da la clave de la alegoría.
5. Tacto
La dama se alza con una mano tocando el cuerno del unicornio, y con la otra sostiene el banderín. El león se encuentra a un lado y se queda mirando.
6. El Único Deseo
Este tapiz es más ancho que los otros, y tiene un estilo algo diferente. La dama se alza enfrente de una tienda, en lo alto de la cual se puede leer "À Mon Seul Désir", un lema oscuro, interpretado de manera diversa como "mi (único) deseo", "sólo según mi deseo"; "sólo por deseo mío", "el amor desea sólo la belleza del alma", "para calmar la pasión". Su doncella está de pie a la derecha, sosteniendo un cofre abierto. La dama está colocando el collar que lleva en los otros tapices en el cofre. A su derecha hay un banco bajo donde aparece un perro sobre un cojín. El unicornio y el león se alzan en sus posiciones habituales enmarcando a la dama mientras sostienen los banderines.
Este tapiz ha suscitado una serie de interpretaciones. Una interpretación ve a la dama que coloca el collar en el cofre como una renuncia a las pasiones suscitadas por los otros sentidos, y como una afirmación de su libre albedrío. Otros ven el tapiz como una representación de un sexto sentido del entendimiento (derivada de los sermones de Jean Gerson de la Universidad de París, h. 1420). Y otras interpretaciones ven el tapiz como una representación del amor o la virginidad. También se debate si la dama en "À Mon Seul Désir" está cogiendo o dejando el collar.
Entre las múltiples páginas en Internet que hablan de este museo, recomiendo especialmente esta, que ofrece un power point muy bien hecho para recorrer el conjunto de piezas que alberga el Museo:
http://es.slideshare.net/efeferna/1-museo-nacional-de-la-edad-mediacluny-pars
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