Antonio Herrera Casado / 1
Diciembre 2013
Alojado
durante unos días en el Hotel Casino & Resort de Mayagüez, la capital del
oeste de la isla de Puerto Rico, la visita de esa ciudad me ha supuesto una
experiencia de intenso calado, porque ha venido a descubrirme no solamente una
ciudad alegre y desenfadada, ágil y movida, tropical e industriosa, sino
también un espacio del Caribe donde la historia y la cultura se notan densas,
emergiendo en cada esquina.
Prueba de
ello, es el nombramiento que ya ha recibido, tras largos años de gestiones, de
“Capital Americana de la Cultura” para el año 2015. Esa alegría se palpa ahora
en la dedicación a mejorar su patrimonio, a recuperarlo hasta el último esbozo,
y a darlo a conocer, junto a las hondas raíces que emergen de su antigua
prosapia.
Decir en
América que una ciudad ha cumplido 250 años quizás no es demasiado, pero ello
conlleva sin duda una veteranía por la que ya empiezan a aflorar los recuerdos
con sabor, las evocaciones de tiempos muy sabios y antiguos. En este intento de
brillar culturalmente frente al continente entero, Mayagüez está preparándose
para recorrer diversos caminos. Desde luego que el cultural va a ser sonado,
prolífico y justificará una visita a esta ciudad a la que de antiguo vienen
llamando “La Sultana del Oeste”, porque encierra mil recuerdos de los años de
la fundación, acrecidos con nuevos edificios, fiestas, personajes, y
procedimientos que la encumbran con nitidez en el Puerto Rico más culto y expresivo.
Una visita por las calles del centro
Hemos tenido
la oportunidad de recorrer, de la mano de amigables guías, de gentes que viven
con pasión su ciudad, el centro antiguo de Mayagüez. Solamente mencionar, de
entrada, que ese paseo es siempre agradable porque la temperatura del oeste
portorriqueño es suave en el invierno y bastante llevadera en el verano. La
calle nos llama.
Y en ella nos
encontramos siempre con la plaza grande, el espacio dedicado al Almirante
Descubridor, a Cristóbal Colón (¿genovés, mallorquín, gallego, alcarreño…?) y a
la raíz de una comunidad humana bien plantada. Con alegría en las caras de la
gente que encontramos, y con limpieza y mimo los edificios, los viales y las
plazas.
El alojamiento en el Hotel Mayagüez Resort & Casino nos proporciona momentos de relax. |
El Consistorio al que aquí llaman “Casa Alcaldía”
porque en la estructura política del Puerto Rico de hoy los alcaldes tienen un
peso específico muy notable, es un edificio que se construyó de inicios en
1845, muy sobrio al inicio, con solo dos plantas, arcos en la superior y vanos
rectangulares en la inferior, pero que sufrió mucho en el severo terremoto de
1918, y se hizo de nuevo en 1926, bajo la dirección del arquitecto Fidel
Sevillano, con detalles decorativos a cargo de Gregorio Iñesta. Quizás sea este
el edificio más bello de Mayagüez: a este viajero así le pareció, y más visto
en diciembre, cuando la luz y la magia de la Navidad le envuelve en un
espectáculo único de color cambiante.
Se han
propuesto todos sus edificios para ser votados por la población y elegir los
siete más bellos. Cuando estas líneas escribo está pendiente de resolver la
votación popular que los designe. Pero es muy probable que estos que aquí
ofrezco como exponente claro de la ciudad sean los que la representen en el
liderazgo cultural que se avecina.
Después de la
Casa Alcaldía, sin duda el edificio más solemne es el que le planta cara, al
otro lado de la plaza Colón: es la Catedral
dedicada a la virgen de la Candelaria. En 1763 se construyó, con madera, el
primer edificio, que el terremoto de 1918 echó abajo. Las reparaciones y
mejoras, a partir de 1922 propusieron una fachada nueva, sin torres, diseñada
por el arquitecto mayagüezano Luis Perocier. Pero ya en nuestro siglo el
impulso cultural y ciudadano ha conseguido mejorarla aún más, remodelando su
aspecto exterior, alzándose las dos torres laterales, bajo la dirección de
Carlos Juan Ralat. En los últimos años se ha mejorado el interior, se le ha
añadido un fabuloso retablo de madera policromada hecho en Barcelona, y se han
decorado suelos, techos y muros: hoy esta catedral (tiene esta categoría desde
1976) es sin duda el edificio religioso más llamativo de Mayagüez.
Y no es
manía, pero en la plaza mayor seguimos, porque todo en ella es sorpresa. La
primitiva “plaza de armas” que como espacio común entre el gobierno o “casa
real” y la iglesia se abría para el común disfrute, es hoy un enorme plazal
dedicado a Colón. Amable, sonoro, brillante. Su actual disposición data de
1883, cuando se puso en su centro una fuente dedicada a Neptuno. Sin embargo,
los fastos del Centenario llegaron a Mayagüez cuando en 1896 se alzó en su
centro el monumento a Cristóbal Colón. Propuesto por el alcalde Miguel Pons
(obsérvese la abundancia de apellidos de origen balear que aún existen en este
costado occidental de Puerto Rico) se encargó la estatua en bronce al escultor
Antonio Coll y Pi, siendo Federico Masriera quien la fundiera en Barcelona. El
pedestal está hecho en granito y muestra el escudo de la ciudad, el perfil de
los Reyes Católicos y un retrato de Antonio de Marchena, el franciscano
protector de Colón.
Pero aún
queda por admirar, a la que se pasea sin cansancio esta plaza encantadora, las estatuas que la adornan en sus
costados, también de Coll:
Hay
alabarderos de diversas épocas (egipcios, griegos y españoles) que totalizan dieciséis
figuras sosteniendo faroles.
Mayagüez, capital americana de la
Cultura en 2015
La localidad
puertorriqueña de Mayagüez comenzó una campaña para designar sus "siete
tesoros" de patrimonio cultural y promocionarlos coincidiendo con la
designación de esa ciudad y el resto de la isla caribeña como Capital Americana
de la Cultura 2015.
Las
autoridades de la ciudad natal del filósofo y escritor Eugenio María de Hostos
(1839-1903), de unos 100,000 habitantes, explicaron en un comunicado de prensa
que la idea es "promover y divulgar" la existencia de esos
"tesoros" de una manera "didáctica, pedagógica y lúdica". Igualmente,
se busca "establecer nuevas rutas turísticas que permitan a los visitantes
conocer la riqueza patrimonial de Mayagüez, a la vez que se promueve la
participación ciudadana".
La gran lámpara del Teatro Yagüez confiere al lugar un ambiente señorial. |
Y otro de los
singulares espacios de Mayagüez, solemne, cargado de historia seria, de
recuerdos entrañables, de tardes de música y algún que otro doloroso
acontecimiento, es el Teatro Yagüez,
adosado a la espalda de la Alcaldía, pero independiente en todo. El primer
teatro mayagüezano perteneció a Francisco Maymón y se construyó de madera. Inaugurado
en 1909, ardió diez años después durante una representación, ocurriendo unas
sesenta muertes. Por completo se reconstruyó en 1920 bajo la dirección del
arquitecto local José Sabas Honoré. En 1976 pasó a pertenecer al Municipio,
restaurándose sucesivamente y presentando hoy un soberbio aspecto, digno de una
gran ciudad. Solamente la lámpara que nutre el espacio interior nos hace abrir
la boca de asombro.
Otro paseo, otros edificios
Podríamos estar reseñando, sin cansarnos, decenas de
edificios estupendos, evocadores y simpáticos. Útiles los unos, como la fábrica de cervezas (la más grande y
sonada de Puerto Rico) donde se fabrica la deliciosa Medalla Light, y otros
patrióticos, como el busto que se levantó en homenaje a Eugenio María de
Hostos, en 1939, con ocasión de su centenario, y que tienen de contrapunto
urbano a las Fuentes de Hostos, diseñadas por Fantauzzi, estudiante del Colegio
de Ingeniería.
El viejo casino, los caserones de rancio sabor colonial, la Casa Grande, el vasto puerto antañón y
movido… todo en Mayagüez nos da la imagen de un tiempo largo, de una cultura
densa, y de un vivir sin descanso, siempre en la rutina alegre de este Caribe
“que sabe a mangó”.
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