El autor ante la mezquita azul de Estambul |
Antonio Herrera Casado / 17 Octubre
1989
Uno de los alicientes que tienen los
viajes por el ancho mundo en el que vivimos, es la posibilidad de contactar con
los grupos humanos que, en la distancia, tienen alguna afinidad con nosotros.
La reciente celebración del XXXIII Congreso Mundial de la F.I.J.E.T.
(Federeration International de Journalistes et Ecrivains de Tourisme) en la
República de Turquía, nos ha valido para contactar en profundidad con este
interesante país, en el que, aunque parezca difícil, existen algunas cosas que
permiten recordar la historia de Guadalajara y aprehender la huella que de un
modo u otro sus gentes han dejado extendida por el mundo.
Uno de esos apasionantes temas es el
de los sefarditas, los judíos que salieron de España tras el edicto de
expulsión de los Reyes Católicos en 1492, y que emigrados en masa hacia
Portugal y Marruecos, acabaron por sentar sus reales en la prodigiosa ciudad de
Estambul, ya para entonces en poder del Imperio Otomano, pero que los acogió
con beneplácito y les permitió continuar plenamente su vida religiosa y sus
costumbres.
Los judíos entonces huidos de la
Península Ibérica (España fué siempre denominada Sepharad en idioma
hebreo) mantuvieron su idioma y sus costumbres en reacción lógica ante una
sociedad que, sin ser hostil, era totalmente extraña. Permaneció el idioma
castellano de la época, muy poco evolucionado a lo largo de los siglos,
acogiendo palabras portuguesas, francesas y turcas, y cuajando de ese modo el
"ladino" o "judeo‑espanyol".
La colonia de sefarditas en Estambul
llegó a ser de 100.000 individuos a mediados de este siglo, y la creación del
Estado de Israel supuso la emigración a ese país de una gran parte de éllos.
Pero en Turquía permanecieron los más adinerados y poderosos. Hoy cuenta
Estambul (que dicho sea de paso es una de las ciudades más populosas y más
hermosas de la Tierra) con una colonia de unos 20.000 sefarditas. Con éllos,
con algunos de sus más caracterizados individuos, hemos contactado y charlado
acerca de su situación, de su forma de vida y sus anhelos.
El autor con Rebeca "Beki" Bardavid en Crimea |
Nuestra referencia primera ha sido con
Rebeca Bardavid, de la alcunia de Alburquerque (alcunia en ladino quiere decir
origen o apellido, y todos los sefarditas conocen la suya, el lugar de donde
salieron emigrados sus antepasados). Rebeca es una mujer inteligente y
trabajadora, licenciada en Filología y Lingüística, habla correctamente el
turco, el francés, el inglés, el castellano y, por supuesto, el ladino, que
aprendió como todos los de su grupo de labios de su madre. Está realizando una
tesis doctoral sobre los refranes y "dichas" de los sefarditas
turcos, y cuando me enseñó el listado, ya monumental, que ha ido elaborando,
creía estar ante el texto de los Proverbios del marqués de Santillana. Ella,
sin embargo, no conocía la existencia de don Iñigo Lopez de Mendoza ni de su
obra paremiológica. Las obras humanas subyacen y caminan bajo las culturas de
forma entre mágica y cierta.
La madre de Rebeca fue una excelente
poetisa que dejó algunos libros publicados, todos en ladino. El marido de
Rebeca, Salomón Bardavid (hijo de David) es un hombre educado y elegante, de
pulida apariencia occidental, que nos cuenta cómo su padre escribió una obra de
teatro en la que, también en ladino, y aun en verso, aparecían los Reyes
Católicos, Torquemada y sus andanzas allá por el siglo XV. Sus hijas, ya
mayores, apenas entienden el ladino y lo hablan con dificultad. Cada vez,
("malorosamente" como dice su madre) están más integradas en la
sociedad turca.
Hemos conocido también a Jak Esim, un
joven sefardita de alcunia askenase, que se ocupa en recuperar, de la voz de
los viejos de su comunidad, las canciones melancólicas que en el hermoso
lenguaje ladino aún se cantan. Ha reunido algunas de estas coplas en unas cintas,
y dice así presentando una de éllas: "En el 1492, una gran parte de los
djudios expulsados de Espanya por ordenes de la Inquisision, se establesieron
en el Imperio Otomano, trayendo al mismo tiempo sus kantes en forma de
romansas". Lleva 12 años en esta tarea y ha recogido ya 3000 romances
profanos y 2500 cantos litúrgicos. Algunos de sus títulos nos hacen recordar la
España medieval: "Tu sos una rosa", "Yo era ninya de kasa
alta", "Durme durme kerido ijiko", "Por la tu puerta yo
pasí", etc. Ellos hablan todavía así, que parece que cantan.
El autor con Rebeca "Beki" Bardavid y su esposo Salomon Bardavid en Marruecos |
Los sefarditas de Estambul mantienen
una cohesión fuerte. Tienen un periódico semanal, que se titula Salom
(Paz, en hebreo), y en él se publica siempre al menos una página en ladino. En
el último número aparecía la crítica a una exposición del pintor y poeta Habib
Jerez, conocido en toda Europa, sefardita de Estambul, y los anuncios de las
actividades de sus clubes sociales: el "Arkadaslik Yurdu" y la
"Asosiyasyon Dostluk Yurdu" mas el coro de Yesua Arroyo. Los nombres de
alcunias como Alcalá, Gerona, Tarragona, Zaragoza, Sevilla y Toledo, aparecen
por las páginas del periódico, y sabemos de la existencia de algunos miembros
de la comunidad que reconocen por su alcunia a Guadalajara e Hita.
Los sefarditas de Estambul están ahora
ilusionados con la celebración del "Quinientén", hermosa palabra que
usan para designar el quinto centenario de la expulsión de España. Muy unidos a
Israel y a los Estados Unidos, tratamos de informarles sobre el programa
"Sefarad 92" que pone en marcha el gobierno español para tratar de
integrar a todos esos "otros españoles" que andan por el mundo. La
verdad es que ignoraban la existencia de tal programa y aun desconfían de que
España realmente persiga ese acercamiento a los lejanos e ignorados sefarditas
de Estambul.
Ojalá que estas líneas, que al compás
de contar un viaje pretenden dar a conocer esos grupos humanos que andan por el
mundo y tanto tienen que ver con nosotros, sirvan también para generar entre
nuestros lectores el recuerdo, el cariño y el aliento hacia ese grupo de
españoles (lo son a pesar de haber transcurrido 500 años desde su
"diáspora") que en forma de grupo sefardita habita y alienta con
dinamismo en la pluriforme Estambul.
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