Vista general de Villa del Humo, en la Sierra de Cuenca. |
Miguel Romero Sáiz / 21 Noviembre
2012
Cuando uno pretende evocar
recuerdos nostálgicos, la mente deambula por el laberinto de la subconciencia
en busca de aquellos momentos que han dejado huella imborrable de sensaciones
infinitas en un mundo que parece irreal por las maravillas de su entorno y por
la sinceridad, cuasi placentera, del
habitante del lugar.
Hay que llegar a la Sierra de las
Cuerdas, junto a la cuenca del río Cabriel, afluente del Júcar, descendiendo
por esas muelas que dan vida a las últimas estribaciones de los Montes
Universales, camino del Levante, donde la brisa del Mediterráneo empieza a
dejar la última impronta.
Ahí está Cuenca como provincia,
en esa meseta castellana, cruce de civilizaciones. Y en su parte oriental,
entre el camino de Teruel por un lado y el camino viejo de Valencia por otro,
te adentras en la llamada Sierra Baja conquense, ilustre por su pasado,
temerosa de su presente y acrisolada en el deseo de futuro para encontrar un
rincón, bello y acrisolado, el mismo de sus gentes, honradas y humildes, que
dan vida a Villar del Humo como
población.
Este núcleo, de origen
ancestral, tal vez romano –por eso queda
ahí el yacimiento del Castellar-, está ocupado por una fisonomía urbanística de
estilo serrano donde su caserío se divierte entre callejas y rincones
tradicionales, balconadas de encanto, en hierro o madera, ventanucos y
tejaroces, provocando un caserío encalado con viguería externa que le hace
espectacular por mantener su más pura raíz fundacional. Allí se yergue esta
bella población, casi aislada del mundanal ruido, bendecida por su Virgen del
Rosario, pero experta en bonhomía de sus gentes, acostumbradas a sacar “pan del
terruño”, cultivando sus huertas y cuidando sus ganados a través de rochos y
pastizales.
Su paisaje natural se enmarca en esa riqueza orográfica que origina la
presencia de parameras y muelas.
Entre grandes masas de pinares
que bailan entre fallas de gran longitud y desnivel que han sido originados por
esas pequeñas depresiones que la cuenca de sus ríos ha dado vida, un caserío
casi blanco, arrinconado y aislado y que estuvo expuesto a los avatares de la
historia. Por eso el Domo de Boniches, como se le llama geológicamente, nos
ofrece un anticlinal formado de areniscas y de estructura ovalada generando el
hogar más increíble y perfecto para ese complejo rupestre de universal textura.
En ese maravilloso paraje natural
–ahora Patrimonio de la UNESCO-, virgen en su contexto más ambicioso, donde el
brezo, romero, tomillo, melojo y madroño adornan con altivez sus ondulados
cerros que atisban rocosas formas entre el rojizo rodenal de las piedras del
Triásico, en su periodo del Devónico, conformadas por cuarcitas grises y verdosas,
señoras del territorio , -tal vez los parajes de la Horadada y la Jarosilla-,
se yerguen abrigos rupestres de un Arte Parietal Levantino de maravillosa
contextura que han hecho de todo su entorno paraíso natural.
Pero el paisaje se enrosca en
todo su contenido. Abre espacios en vallejos donde los ríos Mesto y Vencherque
te arrinconan en vericuetos entrañables y grandes pinares vuelan sobre mares de
helechos gigantes. Un poco más atrás. El río Cabriel con sus meandros y sus
ricos yacimientos del Bronce o el otro hermano menor, el río Ojos de Moya,
liman las riberas de su jurisdicción, abriendo camino hacia la Moya histórica o
bien, hacia las tierras morunas de Valencia.
Aquí, todo parece de ensueño, por
eso aquellas rocas rodenas de un color rojizo alternan entre hondonadas y
elevaciones montañosas con las otras rocas dolomías, también del Triásico pero
es, ese Mesozoico el que como Era nos trasluce a buscar la cuna pictórica de
los hombres del Paleolítico Superior. ¿Qué mayor diversidad en tan poco espacio
se puede encontrar¡
Puedes llegar desde dos puntos
equidistantes. Por la carretera N-420 que nos conduce a Teruel desde Cuenca y
que, llegando a Carboneras de Guadazaón, abre desvío hacia Cardenete
llevándonos por un zig zagueo
maravilloso para llegar a la población sin perdida ninguna. O tal vez,
siguiendo su trazado hasta Cañete y luego hacia Landete, pasando por lugares
históricos como Boniches o Alcalá de la Vega (la Aquaqla bereber), recorriendo
parajes mimetizados con el paisaje y en un desvío excepcional por su trazado,
nos lleva a la población, caminando entre huertas moriscas y ricas nogueras que
en tiempos le dieron alta fama.
Detalle de las pinturas rupestres de Villar del Humo. |
Su complejo rupestre, Patrimonio de la Humanidad.
Un misterioso santuario natural,
cuya expresión mística da forma a la Peña del Escrito, gira en torno a un
símbolo divino representado en su Torre Balbina, pétrea y altiva, cincelada por
los Dioses del Olimpo que sigue dormida en su sueño eterno, mientras centinelas
rocosos vigilan el halo profético de sus creadores.
En ese paisaje se encuentra el
tesoro pictórico más rico de toda esta vasta meseta castellana, adormilado por
los suaves vientos del Mediterráneo. El Complejo Rupestre de la Sierra de las
Cuerdas con más de diez abrigos rocosos donde perviven más de trescientas
figuras pictóricas como bellísima muestra de ese estilo rupestre parietal
levantino, rodean a Torre Balbina y te adentran en el más maravilloso
espectáculo de la Prehistoria.
En este complejo artístico
aparecen características comunes al resto de complejos limítrofes de todo el
Arco Mediterráneo, pero también factores diferenciadores que le hacen único en
su concepción metafórica. El posible “Culto al Toro” con más de doce figuras
distribuidas por sus abrigos, donde el bóvido aparece en actitud desafiante,
poderoso en su expresión, bello en su perfección dicotómica y con un mayor
tamaño sobre el resto de las figuras, hacen de este complejo pictórico una
excepción.
El color rojo y en algún caso
aislado, el blanco, rellenan una variedad de figuras cuyas escenas y
planteamientos condicionan uno de los encantos mejor definidos de este arte
levantino en ese perceptismo que
obliga a huir de una monótona repetición, usual en otros complejos
mediterráneos.
Escenas de caza, de baile y
adoración, simbolismo mimético, animales sueltos de gran realismo, figuras
humanas esquemáticas, trazos superpuestos en elementos de un rojo más vivo,
símbolos del tiempo, todo nos abre un abanico cronológico que oscila entre los
8.000 años y los 1.200 años a. d. C.
Un tesoro en la Serranía Baja. El
alma tiene ilusiones como el pájaro tiene alas.
Los conjuntos de Villar del Humo
fueron descubiertos en 1917 por E. O, Nelly, ingeniero de montes. El primer
abrigo descubierto fue Peña del Escrito, luego Selva Pascuala y la Cueva del
Bullón. En 1968, los abrigos de Marmalo y Castellón de los Machos para
adentrarnos en el 1979 en el Collado del Toro, Peña del Castellar. Todos tienen
su especial significación por la calidad y variedad de sus figuras, pero
resaltaríamos el de Selva Pascuala, por condensarse en él, el estudio más
completo del proceso pictórico rupestre en elementos e interpretación.
En total, más de doscientas
figuras humanas, de animales y esquematizaciones que tiene cinco mil años de
antigüedad y pertenecen a dos sociedades distintas que habitaron la zona. El
color rojo (óxido de manganeso), en dos variadas tonalidades, alguna figura en
el color blanco (caolín) y numerosas digitaciones de óxido ferruginoso,
completan el curioso cromatismo de sus paredes rocosas. Sus principales
características son la abundancia de animales de estilo naturalista, sobre
todo, bóvidos, cérvidos y un curioso jabalí, alguna escena de caza y una
posible escena de domesticación de équidos.
Paseo junto al río. |
Una apuesta inversora como desarrollo turístico y cultural. La
empresa Villatur S.L.L., domiciliada en Carrera, número 11, de la localidad de
Villar del Humo (www.villaturcuenca.com),
está llevando a cabo una importante y valiente apuesta por revitalizar la zona,
aprovechando los importantes y valiosos recursos que la misma presenta, tanto
en el recorrido de sus abrigos rupestres, como el conocimiento a
aprovechamiento de sus parajes, yacimientos y patrimonio histórico-cultural de
una comarca, la Serranía Baja Conquense, un poco olvidada y rica en propuestas
de reafirmación turística.
Recorridos en vehículos
todo-terreno, visitas guiadas por cada una de las propuestas
histórico-rupestres de toda la demarcación territorial de Villar del Humo, así
como por las localidades y yacimientos que esta extensa comarca castellana
ofrece, hacen de este proyecto un interesante proyecto de desarrollo y
revitalización de todo el entorno.
Un complejo de apartamentos
rurales de la citada empresa, completan la oferta hostelera en la misma localidad,
junto a los espacios de Restauración y Alojamientos privados de la localidad y
de la zona.
Castilla La Mancha cuenta con 93
registros en la declaración de la UNESCO, siendo uno de los conjuntos más
valiosos, el Parque de Villar del Humo, en cuya declaración ha primado el alto
valor de sus figuras y la riqueza natural de su entorno.
Desde el Ayuntamiento de la localidad se ha hecho una importante apuesta
de futuro, acondicionando los 27 recorridos, señalizando sus rutas, recuperando
la Casa de Selva Pascuala y el Centro de Interpretación de las pinturas,
actualmente ubicado en el caserío de la localidad. (Contacto empresa: villaturcuenca@gmail.com o nivelo_73@homail.com y tfno. 680821512)
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