24 de mayo de 2015

Viaje al Monasterio de Piedra

El Arco Romano de Medinaceli (Soria)
Por la raya de Castilla y Aragón

Antonio Herrera Casado - 23 Mayo 2015

El sábado 23 de mayo de 2015, la Asociación de Amigos de la Biblioteca Pública de Guadalajara ha organizado un viaje cultural a la raya de Castilla y Aragón. Saliendo por la A2 nos llegamos muy de mañana al 103, donde nos espera un suculento desayuno. Los 55 viajeros tomamos contacto mientras degustamos el magnífico desayuno preparado por el Área.
Poco después, arribamos a la altura de Medinaceli. La mañana de mayo, en aquella altura (la vieja Medina Occilis) es muy fría y ventosa, pero con buen ánimo nos dirigimos a contemplar primero el arco romano del siglo I d. De C., y de allí por callejas estrechas, limpias y sugerentes, pasamos ante la iglesia y llegamos a la plaza mayor, donde ya está terminado de restaurar el palacio ducal, en el que se realizan de vez en cuando actividades culturales. Una foto del grupo sirve para iniciar un periplo de visita a la muralla, el pairón, y otros palacios.

Santa María de Huerta

El viaje continúa por el valle del Jalón hasta llegar al límite de Castilla por Soria: la localidad de Santa María de Huerta nos muestra, junto al río, el alzado monasterio cisterciense que fue fundado a fines del siglo XII por el rey Alfonso VII de Castilla. Progresivas reformas, abandonos, durante ocho siglos, han conformado su aspecto actual. Lo visitamos en grupo, guiados por un joven monje cisterciense nacido en la isla de Santo Domingo. Tras admirar un video de 10 minutos con la historia de la Orden del Císter, pasamos a visitar las dependencias monacales. Primero de todo el gran refectorio, sala gótica sin coliumnas y bóvedas divididas en seis partes por sus nervios, más una serie de ventanales al exterior, muy luminosos, y las escaleras embutidas en el muro que ascienden al predicatorio desde donde un monje leía fragmentos de la Regla del Císter mientras los hermanos comían.
Junto a ella, la gran cocina monumental, y más allá la preciosa sala del refectorio de conversos, con linea de columnas y capiteles central que dive el espacio en dos alas. Visitamos luego el claustro, solemne y oscuro, en uno de cuyos nichos laterales aparece tras un arco gótico el enterramiento de don Pedro de Lara, segundo conde de Molina. Los líderes del Señorío de Molina, desde el siglo XII al XIV independiente de Castilla y Aragón, eligieron Huerta como lugar de enterramiento.

Medallones con reyes antiguos en la galería alta del claustro del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta (Soria)

El claustro de los caballeros es gótico en su nivel inferior, con sobrios arcos apuntados cerrados para proteger del frío las andanzas de los monjes y un nivel superior de tipo plateresco, con arcos muy rebajados y ornamentos propios del estilo, que fue construido entre 1533 y 1547. Sorprenden especialmente los medallones que emparejados se incrustan en el antepecho de la galería, así como en las enjutas de los arcos superiores. Una amalgama de rostros, efigies, santos, reyes, figuras del paganismo, escudos, etc, que habrá que estudiar con detenimiento, porque sin duda están expresando una vez más el Humanismo mirandoliano que surgió en Castilla durante la primera mitad del siglo XVI. La iglesia de Santa María de Huerta, finalmente, con su amalgama de estilos, nos impresiona por sus dimensiones, su forma románica en planta, y los muchos aditamentos barrocos en su cabecera, en la que surgen pinturas de los reyes fundadores y escenas de la batalla de Las Navas de Tolosa en la que participó Alfonso VIII y el arzobispo Ximénez de Rada, en Huerta enterrado. Al coro superior, tallado en madera, no nos es permitido subir. Una lástima porque es otra de las joyas platerescas de este edificio.

El monasterio de Piedra

Seguimos viaje hasta Alhama de Aragón, donde el bus se desvía por serranías ibéricas y bordeando el pantano de la Tranquera, hasta la localidad de Nuévalos, donde comienza la ascensión al monasterio de Piedra. Allí llegamos, comprobando lo muy visitado que es este lugar todos los días del año.  Tras la comida (no recomendable para gourmets) visitamos lo que queda del antiguo monasterio cisterciense, que es mucho e interesante. Por ejemplo, queda entero el claustro, de tipo gótico, la hermosa Sala Capitular, con bóvedas apuntadas y arcos decorados con viejas pinturas, y las ruinas de la inmensa iglesia, con detalles barrocos en la cabecera y sencilla estructura en nave y pies. Una parte del antiguo monasterio ha sido acondicionado como hotel, un lugar ideal para descansar de verdad unos días. Y la propiedad (los herederos, todavía, del Sr. Muntadas que adquirió por 20.000 pesetas el conjunto monasterial en 1840 tras la Desamortizaicón de Mendizábal) ha habilitado algunas salas, como la cillería, para Museo de temas relacionados con el Císter, la agricultura, la vendimia, los transportes, etc.


El Monasterio de Piedra (Zaragoza)

Luego nos dedicamos, cada uno a la velocidad que sus fuerzas le permiten, al paseo completo al recinto  del Parque Natural, que es sin duda una de las joyas de la Naturaleza en España. El río Piedra, que nace en las alturas del Señorío de Molina, en la provincia de Guadalajara, en término de Embid, va horadando espacios calizos formando cada vez más hondos cañones, y al llegar a esta zona, se hunda en un profundo hundido, que ya los monjes utilizaron desde la Edad Media como huerta, pero que desde 1840 la familia propietaria recanalizó en varios cursos propiciando cascadas, saltos de agua, lagos, consiguiendo un espectacular entorno de vegetación y agua. Todo el mundo sabe, en España, qué es el Monasterio de Piedra, y yo creo que todos los españoles deberían visitarlo, al menos, una vez en la vida. La tarde, soleada y agradable, pasa entre subidas y bajadas, admiración de la gruta Iris y el salto de la Cola de Caballo, paseo en torno al Lago de Espejo, visita a las cascadas diversas y vuelta, ya a las 7, al bus que nos lleva, de una tirada, de regreso a Guadalajara.

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